Estas son las imágenes con las que trabajamos en la última sesión del Taller de Creación Literaria de FAEM:
Imagen 1.
Imagen 2.
Imagen 3.
Imagen 4.
Imagen 5.
Imagen 6.
Imagen 7.
Imagen 8.
Imagen 9.
Imagen 10.
Imagen 11.
Imagen 12.
Imagen 13.
Se trataba de, a partir de ellas, escribir una pequeña historia. Temática, extensión y estilo libres. Cada participante eligió dos de ellas, las que más le gustaron o le llamaron la atención y les puso una palabra a cada una, según lo que la fotografía le evocara.
Después fuimos explicando porqué habíamos cogido las imágenes que cada uno había elegido y porqué le había evocado la palabra que había escrito para cada una de ellas.
Pusimos en común las palabras de todos, y el resultado fue:
JOSE LEÓN (Imágenes 5 y 8): Relajación y Juego.
MIGUEL ÁNGEL (Imágenes 4 y 7): Pasión y Ternura.
IGNACIO (Imágenes 2 y 6): Inocencia y Maternidad.
ROSALÍA (Llegó más tarde e hizo la dinámica con las palabras de todos; pero las de ella no pudieron incluirlas los demás porque se fueron antes de que las pusiera; eligió las Imágenes 5 y 13): Fisiológico y Picardía.
JAVI (Imágenes 2 y 13): Pureza y Osadía.
RELAJACIÓN - JUEGO - PASIÓN - TERNURA - INOCENCIA - MATERNIDAD - FISIOLÓGICO - PICARDÍA - PUREZA - OSADÍA.
Las historias tenían que incluir las palabras de todos. El resultado fue:
"Todo parecía un juego. Como cuando éramos niños. Nada alteraba la relajación de la infancia en esos momentos tan especiales, marcados por la osadía y la ternura.
Todo envuelto en ese halo de inocencia que hacía que esa osadía lo fuera aun más, porque esa osadía llena de pureza, sin estar contaminada por ninguna clase de prejuicios que más adelante se irían aposentando en nuestras ahora infantiles cabecitas.
Ternura, osadía, pasión, pureza y juego. Palabras que definen la infancia, la ternura de los sentimientos puros, la osadía de quien está descubriendo el mundo, la pasión de quien empieza a vivir, la pureza de la libertad y la inocencia, y el juego como modo de relacionarse.
El juego de la vida, ése que cada vez va teniendo más reglas..."
Jose León.
"Una joven llamada Eloísa tocaba, como cada mañana su violín, instrumento lleno de sonidos de increíble pureza, sutiles al oído de la apreciación de un mendigo, que estaba a su lado, pidiendo para subsistir, un digno y humilde hecho verídico que no resultaba indiferente para las personas que se paraban en multitudes como si fuera lo que era en realidad: un acto de divina ternura.
Lo que se podría considerar para algunos un acto de osadía por parte de desinteresados que suele pasar muy a menudo y que para apreciar este noble hecho, un músico experimentado y prepotente que pasaba por allí lo consideraba un juego debido a su insensibilidad, por pecar de aires de grandeza, prestigio y perfeccionismo.
Muchas personas que todos los días coincidían con la violinista apreciaban sus melodías como si se tratara de un acto como lo es en el sentimiento y lo describiría como la maternidad, esa inocencia de la que muestra una madre por su hijo, pura e indiscutible."
Miguel Ángel
"La inocencia de los niños es impagable. Ellos todo lo ven con una ternura que nos desborda, haciéndonos añorar la nuestra perdida por el paso de los años.
Y la maternidad reúne en una todas las virtudes que anteriormente hemos enumerado, demostrándonos con su pureza la relajación que nos hace experimentar la vida como un juego de pasiones y ternura ilimitados."
Ignacio.
"Estaba yo haciendo un juego de pasión fisiológico y me quedé en estado.
Con mucha picardía, a los dos meses se lo conté a mi pareja y él, con mucha picardía, me dijo "qué buen juego".
Sé que se me acabó la pureza y tuve la osadía de quedarme embarazada, eso que en mi mente me decía que en unos meses llegaría a mí la pureza de mi bebé, con su ternura, su inocencia y a mí con lo más importante en mi vida que sería mi maternidad.
Pero también pensé que con mi bebé iba a tener poca relajación."
Rosalía.
"Su abuela no terminaba de entender el juego de su nieto.
Dotes artísticas tenía sin duda, eso sí era evidente.
Un poco cursi para su gusto por el tema de los corazoncitos pegados en la pared, pero bastante efectista y original por la disposición del decorado y por los materiales que el niño había utilizado para crear el particular telón de fondo de su extraño juego.
Jugaba, además, con una insólita pasión para un niño de su edad, cuidando obsesivamente hasta el más mínimo detalle.
La abuela le dejaba hacer, supervisando con disimulo por el rabillo del ojo cada una de las acciones que iba ejecutando el pequeño artista.
Le producía mucha ternura la pureza de su actitud que, no obstante, escondía también algo de osadía. Haberle pedido unas bragas rojas para travestir a su osito de peluche y un lazo rosa para anudarlo a su cuello evidenciaba amaneramientos de la criatura que ella intentaba ignorar.
Ya crecerá y aprenderá a ser más hombre, se consolaba pensando.
De la relajación inicial, la abuela pasó a cierto nerviosismo cuando vio que su nieto se arrodillaba frente al peluche ofreciéndole una rosa y pidiéndole matrimonio.
-Abuela, quiero que seas mi madrina de boda -le dijo el pequeño, mientras ella contemplaba la escena estupefacta.
Lo habría achacado a la inocencia de la infancia si no fuera porque era la cuarta vez en la misma semana que el niño hacía algo parecido.
El lunes jugó a la maternidad, haciendo como que era él quien paría al osito de peluche. El martes decía que el oso era su hermano mayor y el miércoles aseguraba que el juguete era el espíritu reencarnado de su difunto abuelo.
-¿Por qué no juegas a algo más normal? -le preguntó ella, preocupada.
-Porque no termino de entender qué significa "normal", abuela."
Javi.
Después, reescribimos los textos contando lo mismo, pero cambiando cosas en la forma en que los habíamos redactado. A Jose León, por ejemplo, se le propuso que lo narrara como un diálogo entre los dos niños, de una forma menos reflexiva y más descriptiva; a Miguel Ángel que en lugar de un narrador en tercera persona que se implica en la historia lo hiciera pero como si quien lo contara sintiera rechazo por lo que está contando (está pendiente de terminarlo, cuando lo haga subiremos su texto también aquí). Ignacio convirtió su reflexión personal en un tema de conversación entre dos mujeres que se encuentran en el autobús, Rosalía cambió su narración en primera persona con una historia contada por un narrador omnisciente y cuya protagonista se llamara Gumersinda y Javi tuvo que usar la forma epistolar, como si la abuela le escribiera a su hija tras haber estado cuidando del nieto.
La cosa quedó así:
"JUANITO: -¿Qué haces?
ALBERTITO: -Nada.
JUANITO: -¿Cómo que nada?
Albertito no quería jugar con Juanito.
Juanito estaba triste. Quería ser su amigo, pero no sabía por qué Albertito pasaba de él.
Juanito era muy inocente, pero Albertito sin embargo tenía cierta maldad innata que a saber de dónde habría salido.
Albertito era egoísta. Su camión de bomberos que le habían traído los reyes era para él solo. Albertito nunca jugaba con nadie. En el colegio siempre estaba en una esquina, con algún muñeco o absorto en sus pensamientos. A saber qué tenía en su cabecita. Cuando algún compañero o compañera le importunaba había veces que llegaba a agredirle y acababa por supuesto castigado.
Sus padres ya no sabían qué hacer y acudieron al psicólogo. Éste pronto tiró la toalla y lo derivó al psiquiatra, que echó mano del Vademécum y lo atiborró a pastillas.
Desde entonces, Albertito ya no pegó nunca a nadie más, pero toda su vida seguiría solo."
Jose León.
"Venían dos mujeres en el autobús e iban comentando las opiniones que tenían sobre la situación de los niños y su entorno en el momento de hoy.
Sobre todo cómo afrontaban la maternidad las madres de los niños que iban a la escuela y de cómo los maestros tenían la obligación de encauzarlos por un camino de buenas intenciones y educación con los demás y con uno mismo, ellos con sus inocentes juegos demostraban su ternura y su inocencia provocándoles una relajación que les hacía sentirse bien con pasión por vivir y ternura hacia los demás."
Ignacio.
"A Gumersinda le encanta hacer juegos de pasión fisiológicos y de repente se queda en estado. Ella con su picardía a los dos meses se lo cuenta a su pareja y él con mucha picardía le dice "qué buen juego".
Sabe que se le acaba la pureza y tuvo la osadía de quedarse embarazada, ese que en su mente le decía que en unos meses le llegaría a ella la pureza de su bebé, con su ternura, su inocencia y lo más importante de su vida: "su maternidad". Pero también pensó que con su bebé iba a tener poca relajación."
Rosalía.
"Hola hija,
No te he querido decir nada antes por no preocuparte, pero es el cuarto día que Ramoncín hace cosas raras y creo que deberías saberlo para que tomes alguna medida.
No tiene porqué tener nada de malo que el niño tenga un juguete preferido. Es normal. Tú te pasaste de los cuatro a los siete años durmiendo pegada a aquel horrible caballo de plástico. Pero tú nunca quisiste casarte con él, ni me pediste a mí que fuera vuestra madrina de boda. Al menos que yo recuerde, porque la verdad es que cada vez me falla más la memoria.
Y, bueno, tampoco le habría dado mayor importancia si hubiera sido algo aislado pero es que el lunes estuvo diciendo que él era la madre del osito y se puso como hasta de parto. Una cosa muy rara.
El martes, en vez de su hijo, decía que el osito era su hermano. ¿Qué te parece?
Os tengo dicho que deberíais darle un hermano, que no es bueno que el niño se críe como hijo único.
Y el miércoles, ya como remate, decía que el oso era el espíritu reencarnado de tu padre. Y hoy, lo que te digo, que se quiere casar con él.
Que qué es lo normal me pregunta el crío cuando le digo que juegue a juegos normales. A ver si tú eres capaz de explicárselo para que no empiece a ponerle bragas y lacitos rosas a los peluches en el cole o delante de la gente."
Javi.













Buen trabajo a todos, lo leeré con más detenimiento en cuanto tenga una horita libre. Muy bien chicos y excelente Javi
ResponderEliminarEstupendo. Ya pude leerlo con tranquilidad. Cada vez más, creo que escribir es como mirarse en un espejo. Todos habláis de cosas que os inquietan, de actitudes y maneras de llevar vuestros días. Fenomenal. No sé si habéis tratado de "mirar" a los demás a través de sus palabras, pero deberíais probarlo. Muy buen trabajo a todos.
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