Una plaza enorme, diáfana, interminable. Inmensamente inabarcable.
La rodean altos edificios, literalmente rascando el cielo y, al fondo, oscura y
lúgubre, a pesar del radiante sol que luce, se abre paso la estación de tren.
Destino: ninguna parte o cualquiera.
Destino: ninguna parte o cualquiera.
Una entrada a una estación sin nada particular, como
cualquier otra, muy transitada por personas que entran y salen con trollers, mochilas, maletines,
macutos, bolsas…
Quizá equipajes de toda una vida, como el que yo siento ser incapaz de seguir cargando a hombros al pasar por su puerta.
Javi
Quizá equipajes de toda una vida, como el que yo siento ser incapaz de seguir cargando a hombros al pasar por su puerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario