Al acercarme a la ventana,
el vaho que emana de mi boca
dibuja huellas en el cristal.
Se van encendiendo las farolas
Y las gotas regresan a las charcos.
Me quito las gafas, frunzo el ceño
y me las vuelvo a poner.
El perro fuera anda perdido
y demanda con su ladrido escapar
del otoño que se impone.
No hacía falta, pero si hubiésemos conseguido entendernos
hoy no seríamos una bifurcación.
Miriam
No hay comentarios:
Publicar un comentario